Imagen 1: se muestra una maestra apoyando a un niño a sentir, enseñando a leer
La infancia es una etapa clave en la vida de cualquier persona, pero para los niños y niñas con discapacidad puede convertirse en un camino lleno de barreras y exclusiones. Desde muy temprana edad, muchos de ellos son empujados hacia los márgenes de la sociedad. ¿Por qué? Principalmente por actitudes negativas que los subestiman o infantilizan, por la falta de ajustes razonables en escuelas, servicios de salud y espacios públicos, por políticas públicas que los ignoran o los aíslan en instituciones, y por vivir en condiciones de pobreza estructural, lo que limita aún más su acceso a derechos básicos como una nutrición adecuada o atención médica especializada.
El panorama es complejo: muchos no asisten a la escuela, otros son invisibles para los sistemas de salud y, en demasiados casos, nunca son consultados en decisiones que afectan directamente sus vidas. La pobreza y la discapacidad están íntimamente relacionadas. Por un lado, la pobreza puede causar o agravar discapacidades debido a la falta de atención médica o nutrición adecuada. Por otro, tener una discapacidad muchas veces limita las oportunidades económicas futuras, perpetuando el círculo de la pobreza. Este ciclo daña no solo a los niños y niñas directamente afectados, sino también a sus familias, comunidades y sociedades en su conjunto.
Entre los principales desafíos destacan la pobreza y la inequidad. Según datos recientes de UNICEF, el 51.1 % de los niños, niñas y adolescentes mexicanos viven en pobreza, lo que agudiza las carencias en salud, nutrición y educación. Para quienes tienen alguna discapacidad, esa vulnerabilidad se multiplica, ya que además enfrentan obstáculos adicionales. A ello se suman las barreras institucionales, sociales y culturales: los prejuicios, la discriminación y la ausencia de ajustes concretos (como accesibilidad física, apoyos en aula o medios de comunicación accesibles) siguen siendo la norma en muchos espacios, impidiendo que los menores con discapacidad se integren a la vida comunitaria, escolar y cultural. También persiste la falta de políticas efectivas y de seguimiento adecuado. Aunque existen leyes y tratados internacionales que reconocen sus derechos, muchos estados y municipios no han logrado asegurar condiciones de equidad en la práctica. Esto incluye la educación inclusiva, la atención temprana, la rehabilitación, la participación en decisiones que les afectan y la generación de estadísticas desagregadas para tomar mejores decisiones.
Imagen 2: se muestra un niño en silla de ruedas observando a otros niños jugando a lo lejos.
Ante este panorama, UNICEF propone un modelo social de la discapacidad, que centra el problema en las barreras del entorno, no en la persona. Por ello, exige a los Estados y a la sociedad eliminar barreras físicas, económicas y culturales; invertir en servicios que permitan el acceso real a la educación, salud, recreación y participación; asegurar la voz activa de niñas, niños y adolescentes con discapacidad en todos los espacios; e implementar un enfoque de “doble vía”, con programas específicos para personas con discapacidad y con inclusión transversal en todos los programas de desarrollo. Su lema lo resume con claridad: “Nada sobre nosotros, sin nosotros”. Pero la transformación no depende únicamente de organismos internacionales o de políticas públicas: empieza en lo cotidiano, desde nuestras familias, escuelas, comunidades y redes sociales. Podemos contribuir de muchas maneras: conociendo y difundiendo los derechos de la niñez con discapacidad, exigiendo políticas efectivas y presupuestos justos, promoviendo la visibilidad y representación digna en medios, denunciando actos de discriminación o exclusión, y hablando con los niños y niñas sobre diversidad e inclusión.
La niñez con discapacidad no necesita compasión, necesita justicia. Necesita un entorno que se adapte a ella, no al revés. Necesita leyes que se cumplan, no solo que se promulguen. Y necesita adultos que dejen de hablar por ellos, para empezar a escucharles. La inclusión no empieza con un discurso: empieza cuando abrimos espacios, rompemos barreras y dejamos de ver la discapacidad como un límite. Solo entonces podremos construir una sociedad en la que todos los niños y niñas crezcan con las mismas oportunidades, esperanza y dignidad.
Referencias
UNICEF. (s. f.). Niños, niñas y adolescentes con discapacidad. UNICEF América Latina y el Caribe.https://www.unicef.org/lac/ninos-ninas-y-adolescentes-con-discapacidad
UNICEF México. (s. f.). #RemontemosElMarcador a Favor de la Infancia. UNICEF México.https://www.unicef.org/mexico/remontemoselmarcador-favor-de-la-infancia
De Protección De Niñas Niños Y Adolescentes, S. N. (n.d.). La inclusión de niñas, niños y adolescentes con discapacidad es un. . . gob.mx. https://www.gob.mx/sipinna/articulos/la-inclusion-de-ninas-ninos-y-adolescentes-con-discapacidad-es-un-derecho-que-deben-gozar-a-plenitud?idiom=es
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