Imagen 1: se muestra el tipo de transporte público en Pachuca.
Moverse por la ciudad no debería ser un privilegio, sino un derecho. Sin importar si una persona tiene o no discapacidad, todas y todos deberíamos poder trasladarnos de manera segura, cómoda y accesible.
La accesibilidad significa quitar obstáculos y crear condiciones para que todas las personas, con o sin discapacidad, puedan usar el transporte y los espacios de la ciudad de manera autónoma y segura. No se trata de hacer “favores” o de crear servicios “especiales”, sino de diseñar un transporte pensado para todas las personas desde el inicio.
Ejemplos que inspiran
En Hidalgo reforzaron su compromiso con una movilidad accesible, segura y equitativa. A través del Sistema Integrado de Transporte Masivo de Hidalgo (Sitmah), el estado opera las Unidades de Movilidad Incluyente, un servicio pionero en la región que transforma la manera de concebir el transporte público. Con la incorporación de cuatro nuevas unidades y la implementación de una tarifa especial para acompañantes de usuarios con discapacidad, este programa responde a una demanda histórica de la sociedad civil y asociaciones de personas con discapacidad. De acuerdo con Humberto Cabrera Román, director general del Sitmah, este modelo no se trata solo de un transporte adaptado, sino de un espacio de integración social: “no solamente es la conducción y el manejo del vehículo, sino la calidad y el tipo de servicio que brindamos a las personas que buscamos integrar, y a que esa integración sea particularmente segura”, señaló.
Las unidades actualmente operan en Pachuca, en dos rutas estratégicas que conectan hospitales, centros educativos y puntos de alta afluencia. Están equipadas con ascensores a nivel de banqueta, que eliminan las barreras físicas; pantallas con información en Lengua de Señas Mexicana (LSM); sistemas de audio para personas con discapacidad visual; y videovigilancia enlazada en tiempo real con el centro de control, lo que garantiza seguridad. Además, los operadores recibieron capacitación especializada tanto en atención incluyente como en el manejo técnico de los vehículos y ascensores, en coordinación con la Dirección General de Inclusión para Personas con Discapacidad.
imagen 2: se muestra el pequeño ascensor que tienen estos transportes para la silla de ruedas, demostrando que existe la accesibilidad para todos.
La ampliación del programa, con una inversión de 8.7 millones de pesos, permitirá que más personas accedan a este servicio diseñado bajo el principio de inclusión. Aquí, la movilidad no se entiende únicamente como un medio de transporte, sino como una herramienta de integración social que fomenta la cohesión comunitaria y garantiza el ejercicio de derechos. Con estas acciones, Hidalgo se posiciona como referente nacional al demostrar que un transporte digno y accesible es posible cuando existe voluntad política, inversión y diálogo con la sociedad civil. La movilidad incluyente no es un lujo, es un derecho, y experiencias como esta nos recuerdan que la inclusión comienza desde lo cotidiano: el simple hecho de poder moverse libremente.
Un cambio de mirada
La movilidad incluyente no beneficia solo a las personas con discapacidad. También ayuda a adultos mayores, mujeres embarazadas, personas con lesiones temporales, niñas, niños y familias enteras. Es decir, nos beneficia a todas y todos.
La inclusión empieza en lo cotidiano, en algo tan básico como poder moverse. Recordemos que detrás de cada rampa, cada elevador o cada señal accesible, hay una persona que puede llegar a su escuela, a su trabajo o simplemente disfrutar de su ciudad con independencia.
Moverse sin barreras es vivir con dignidad. Y garantizarlo, es responsabilidad de toda la sociedad.
Referencias.
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