martes, 10 de junio de 2025

Diversidad dentro de la Diversidad: Visibilizando a las Personas LGBTI+ con Discapacidad

 

Imagen 1. Esta imagen muestra a personas con discapacidad movilizándose con orgullo en la marcha LGBTI+, visibilizando su presencia y reafirmando su derecho a existir sin barreras.

Cuando hablamos de inclusión, muchas veces caemos en la trampa de pensar en ella como una meta única o unificada. Sin embargo, la inclusión plena solo es posible cuando reconocemos que hay personas que viven múltiples formas de discriminación al mismo tiempo. Tal es el caso de quienes pertenecen al colectivo LGBTI+ y, además, viven con una discapacidad.


Una realidad invisibilizada

En México, según datos difundidos por la plataforma Yo También, aproximadamente 1 de cada 10 personas del colectivo LGBTI+ vive con alguna discapacidad, siendo la visual la más reportada. Esta cifra nos obliga a replantear nuestras ideas sobre diversidad e inclusión: no se trata de grupos aislados, sino de realidades que se cruzan, se superponen y se potencian en términos de vulnerabilidad.

Este grupo vive lo que se conoce como una doble discriminación. Por un lado, enfrentan el estigma asociado a la discapacidad —prejuicios sobre sus capacidades, infantilización o incluso aislamiento social— y, por otro, el rechazo o violencia por orientación sexual, identidad o expresión de género. Ambas se combinan en formas específicas y muchas veces ignoradas por las políticas públicas, los entornos educativos, laborales y de salud.

El peso de la discriminación interseccional

Un estudio citado por Infobae (2025) en España reveló que el 78% de las personas LGBTI+ con discapacidad ha sufrido discriminación en el entorno escolar, ya sea por parte de docentes o compañeros. Además, el 46% ha enfrentado barreras en el acceso a la salud, lo que refleja una clara exclusión sistémica. A esto se suman obstáculos en el ámbito laboral, donde persisten prejuicios sobre la productividad, el aspecto físico o la “normalidad” esperada.

El problema no es solo la falta de recursos, sino también la falta de representación y visibilidad. Muchas campañas por los derechos de personas con discapacidad no consideran la diversidad sexual y de género, mientras que algunos espacios del movimiento LGBTI+ tampoco son accesibles ni seguros para personas con discapacidad.

Romper el silencio: la lucha en México

Imagen 2. La imagen muestra a varias personas cruzando un paso peatonal pintado con los colores de la bandera del orgullo LGBTI+. Entre ellas, se observan personas con prótesis o bastones, simbolizando la inclusión de personas con discapacidad en la lucha por la diversidad.

Frente a esta situación, han surgido esfuerzos locales que buscan visibilizar estas realidades. Uno de ellos es el Colectivo de Personas con Discapacidad LGBTTTIQ+ de Jalisco, quienes trabajan para erradicar el doble prejuicio que enfrentan sus integrantes. En una entrevista para ZonaDocs (2022), relatan cómo muchas veces han sido discriminades dentro de los mismos espacios de activismo LGBTI+, lo cual refleja una necesidad urgente de transversalizar la inclusión.

Este colectivo ha participado en marchas, espacios de incidencia y talleres, siempre desde una postura crítica que cuestiona los modelos asistencialistas o médicos de la discapacidad y que busca construir una autonomía basada en el orgullo y la dignidad.

Hacia una inclusión real: romper barreras desde adentro

La organización internacional ILGA (2023) también ha llamado la atención sobre este tema. En su campaña “¡Rompamos las barreras juntes!”, destacan que muchas personas LGBTI+ con discapacidad no solo enfrentan barreras físicas, sino también simbólicas: la falta de accesibilidad en eventos, la ausencia de lenguaje inclusivo, la omisión de sus experiencias en estadísticas, y la escasa representación en los medios.

Una inclusión verdadera no puede seguir postergando a quienes viven en la intersección de múltiples discriminaciones. Esto implica, por ejemplo:

  • Que los eventos del Orgullo sean accesibles para personas con movilidad reducida o con discapacidad sensorial.

  • Que los materiales informativos estén en lectura fácil, lengua de señas o con intérpretes.

  • Que las escuelas, hospitales y espacios de trabajo no solo estén libres de discriminación, sino que reconozcan y valoren las identidades diversas de quienes forman parte de ellos.

Las personas LGBTI+ con discapacidad existen, resisten y transforman los espacios que habitan. La lucha por sus derechos es una lucha por toda la sociedad, pues nos obliga a cuestionar las estructuras que normalizan la exclusión y a imaginar futuros donde todas las identidades tengan lugar, dignidad y voz.

Incluir a las personas con discapacidad dentro del movimiento LGBTI+ —y viceversa— no es un acto de caridad, sino de justicia.

Referencias

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