Imagen 1. La imagen muestra la portada del informe de la CIDH titulado "Personas con discapacidad: Situación de sus derechos en las Américas". Al lado derecho, se observa una ilustración abstracta de diversas siluetas humanas interconectadas, representando inclusión y diversidad en el continente americano.
La discapacidad no es un diagnóstico. Es una construcción social. Esa es la premisa que guía el nuevo informe publicado en enero de 2025 por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Y es, también, una sacudida al sistema: un llamado urgente a mirar de frente una realidad que ha sido marginada, institucionalizada y silenciada.
¿Qué revela el informe?
El documento presenta un diagnóstico profundo sobre cómo las personas con discapacidad siguen enfrentando una discriminación estructural en América Latina y el Caribe. A pesar de los avances en legislación y marcos internacionales como la CDPD (Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU), la realidad es más cruda: leyes contradictorias, estereotipos sociales, exclusión política y económica, y una dependencia impuesta por sistemas asistencialistas aún definen la experiencia de millones.
Según el informe, más de 85 millones de personas viven con discapacidad en las Américas, y este número seguirá creciendo por el envejecimiento poblacional, las enfermedades crónicas, la pobreza y los conflictos sociales. Sin embargo, muchas de ellas siguen siendo tratadas desde paradigmas que niegan su autonomía.
Modelos que marcan vidas
Uno de los aportes clave del informe es la revisión crítica de los paradigmas históricos que han moldeado las políticas públicas y la visión social sobre la discapacidad:
- Modelo de prescindencia: Consideraba a las personas con discapacidad como "inservibles" para la sociedad.
- Modelo médico-rehabilitador: Centrado en el diagnóstico y la "reparación" de los cuerpos, perpetuó una mirada patologizante que convirtió a las personas en pacientes eternos.
- Modelo social y de derechos humanos: Reconoce que la discapacidad no reside en la persona, sino en las barreras impuestas por la sociedad. Este es el modelo defendido hoy por el sistema interamericano de derechos humanos.
Vulnerabilidad agravada por la interseccionalidad
Imagen 2. La imagen es un collage que muestra a diversas mujeres con discapacidad en diferentes contextos: estudiando, trabajando, haciendo ejercicio, criando, leyendo o modelando. Representa la diversidad, fuerza y autonomía femenina desde un enfoque inclusivo e interseccional.
Las personas con discapacidad enfrentan múltiples formas de discriminación cuando se intersectan con otras condiciones: género, raza, edad, situación socioeconómica o identidad sexual. Mujeres con discapacidad, personas indígenas o afrodescendientes, o personas LGBTI+ con discapacidad, están doble o triplemente expuestas a la exclusión.
El informe señala con preocupación que en muchos países todavía se permite la esterilización forzada, especialmente hacia mujeres con discapacidad intelectual o psicosocial. También se advierte sobre la institucionalización prolongada, la negación del derecho a decidir y las prácticas médicas invasivas sin consentimiento.
Lo que todavía falta garantizar
A pesar de los compromisos asumidos por los Estados, persisten graves deudas en el respeto a derechos como:
- Accesibilidad universal: Incluye no solo rampas y transporte accesible, sino también comunicación, lenguaje y sistemas digitales incluyentes.
- Participación política: Muchas personas con discapacidad no pueden ejercer su derecho al voto o a ser electas por barreras jurídicas o logísticas.
- Educación y salud sin exclusión: Persisten escuelas segregadas, y sistemas de salud que infantilizan o rechazan a quienes presentan "diversidad funcional".
- Capacidad jurídica plena: En varios países aún se sustituye la voluntad de las personas con discapacidad a través de curatelas, tutorías o interdicciones, negando su derecho a tomar decisiones propias.
¿Qué propone la CIDH?
La CIDH propone un cambio estructural de paradigma. No basta con adaptar leyes; es necesario transformar imaginarios, erradicar la exclusión cultural, y garantizar que las personas con discapacidad participen activamente en las decisiones que les afectan.
El informe hace énfasis en que la discapacidad no es una tragedia individual, sino una injusticia social. Reconocer a estas personas como sujetos plenos de derechos no es un favor, es una obligación ética y jurídica.
Referencias
Comisión Interamericana de Derechos Humanos. (2025). Situación de los derechos humanos de las personas con discapacidad en las Américas (OEA/Ser.L/V/II Doc. 1/25). Organización de los Estados Americanos. https://www.oas.org/es/CIDH/jsForm/?File=/es/cidh/prensa/comunicados/2025/100.asp
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