Imagen 1. Un grupo diverso de personas participa en una clase de expresión corporal en un salón de danza con espejos. Cada persona realiza diferentes movimientos con las manos y expresiones faciales intensas, mostrando concentración y emoción. Se observa a una persona con gafas y sudadera lila, otra con suéter beige y cabello corto, un joven con suéter negro y una mujer con camiseta rosa. El ambiente refleja inclusión y creatividad en un espacio donde todas las personas pueden expresarse libremente.
La danza es mucho más que movimientos coordinados al compás de la música. Es una forma de expresión que trasciende límites físicos y sociales, permitiendo que la diversidad se convierta en una fuente de creatividad y bienestar. En este blog exploramos cómo proyectos innovadores y la pasión por el baile están abriendo caminos para que personas con discapacidad se expresen, se sientan libres y, sobre todo, disfruten del placer del movimiento.
El Poder Transformador de la Danza
En la escuela Dan Zass, ubicada en la Asociación de Vecinos del Parque de Comillas, se vive una experiencia única. Cada martes, a las seis y media de la tarde, un grupo de trece niños y niñas con diversas capacidades se reúnen para explorar la danza de una manera que trasciende lo terapéutico. Como señala Cristina, una de las coordinadoras del proyecto, el objetivo no es trabajar en terapias, sino acompañar a los alumnos en la búsqueda de su movimiento natural y en la construcción de su identidad a través del baile.
El enfoque es radicalmente inclusivo: al descalzarse al ingresar a la sala, los participantes dejan atrás prejuicios y estereotipos. Con movimientos espontáneos, la música se transforma en un puente que conecta sensaciones, emociones y la pura alegría de existir en el presente. En el aula, donde pocas sillas y un gran espejo se convierten en escenario, se fomenta la improvisación y el juego corporal, permitiendo que cada persona descubra su forma única de expresarse.
Beneficios y Hallazgos de la Danza Inclusiva
Más allá del disfrute estético y emocional, la danza inclusiva genera beneficios comprobados en la calidad de vida de quienes la practican. Investigaciones recientes han demostrado que la actividad artística:
Favorece el desarrollo de la autonomía y la autodeterminación.
Mejora la comunicación, la socialización y la autoestima.
Contribuye al fortalecimiento de habilidades blandas como la disciplina, el trabajo en equipo y la motivación.
Un estudio publicado en Alternativas. Cuadernos de Trabajo Social – realizado por Esther Mercado, Cristina Merino y David González – destaca cómo la danza actúa como herramienta para potenciar tanto el bienestar físico como emocional, generando espacios de integración que permiten derribar las barreras que tradicionalmente han marginado a las personas con discapacidad.
Imagen 2. En un salón de danza con espejos, una persona con cabello rizado y pantalón rosa sostiene con cuidado a una persona usuaria de silla de ruedas. La persona en la silla de ruedas, con un suéter azul, se inclina hacia atrás con una expresión relajada, mientras la otra persona le brinda apoyo. La instructora viste una camiseta negra con un logo rosa que dice "danzass" y "artes escénicas y diversidad", lo que sugiere una clase de danza inclusiva.
De la Diversión a la Profesionalización
La danza inclusiva no se limita a ser un espacio lúdico; también ha abierto la puerta al ámbito profesional. Inspiradas por pioneras como Corrie Van Hugten, quienes adaptaron su pasión tras sufrir una paraplejia, hoy existen compañías de baile que integran a profesionales con y sin discapacidad. Estas agrupaciones no solo compiten en campeonatos internacionales, sino que también reivindican el derecho de toda persona a soñar y a desarrollarse en las artes escénicas.
Las modalidades de la danza en silla de ruedas, reguladas por el Comité Paralímpico Internacional, demuestran que el movimiento es universal. Desde el baile en solitario hasta los dúos y actuaciones en grupo, la disciplina rompe esquemas y redefine lo que significa expresarse a través del cuerpo.
La experiencia de la escuela Dan Zass y los estudios sobre el impacto de la danza en personas con discapacidad intelectual nos invitan a repensar las fronteras del arte. La danza inclusiva nos enseña que el movimiento puede ser un acto de liberación y que cada cuerpo, sin importar sus limitaciones, tiene derecho a expresarse y a ser protagonista de su propia historia.
Celebrar la diversidad a través de la danza es, en definitiva, celebrar la vida en todas sus formas. Y es que, cuando los cuerpos se unen y se dejan llevar por la música, se teje una comunidad basada en el respeto, la empatía y el amor por la expresión.
Fuentes
Alonso, A. (2025, 22 de febrero). Danza que rompe barreras frente a la discapacidad: “Mis objetivos no son terapéuticos, sino placenteros”. 20minutos. https://www.20minutos.es/noticia/5678757/0/danza-rompe-barreras-frente-discapacidad/
Plena Inclusion Madrid. (s.f.). Investigación: Danza para personas con discapacidad intelectual. https://plenainclusionmadrid.org/noticias/investigacion-danza-personas-discapacidad-intelectual/
ASPAYM. (s.f.). Danza inclusiva. https://comunica.aspaym.org/danza-inclusiva/
Gonzalez, S. Macciuci, M. (2013). El poder de la danza en personas con discapacidad. Facultadde Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. https://cdsa.aacademica.org/000-038/210.pdf
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