viernes, 12 de mayo de 2023

¿Conoces el síndrome de Tourette?

Por: Ana Cristina Nogales 


El término correcto es síndrome de Gilles de Tourette, el trastorno más frecuente y conocido por tics/movimientos, palabras o sonidos involuntarios y repentinos en una persona.

Como cualquier trastorno que puede tener un ser humano, este debe de ser tratado con mucho respeto y empatía. Tener un trastorno no es algo fácil. Tristemente existe mucha desinformación social ante este tipo de temas; de esta forma, las personas externas al síndrome, desconocen y usualmente se muestran hirientes y pueden llegar a ser muy irrespetuosas con alguien que tiene algún síndrome involuntario como lo es el Tourette.


El objetivo de este artículo es abiertamente hablar del tema, informando y brindando algunas recomendaciones que permitan a los lectores empatizar y reflexionar para que cuando lleguen a tratar con una persona con síndrome de Tourette, les brinden la confianza y respeto que se merecen, sin alguna discriminación ni falta de respeto de por medio.


  1. Tratar cualquier situación con mucha naturalidad.
Una persona con síndrome de Gilles de Tourette suele hacer movimientos exagerados o soltar palabras repentinas y fuera de conversación. Es normal para alguien reaccionar a ello, pero desde el entendimiento y empatía es importante que no hagamos evidente cualquier reacción, que nos mantengamos neutrales y hagamos sentir cómodos a la persona. Darle naturalidad a la situación será clave para lograrlo.

Ten en cuenta que una persona con el síndrome es totalmente consciente de lo que le está pasando, al mismo tiempo de que sus acciones son completamente involuntarias. Por lo que tampoco es algo fácil de ignorar para la persona. Ahí está la importancia de llevar la situación con toda la naturalidad posible. Sé paciente y permítele a la persona expresarse sin sentirse juzgada.


  1. La aceptación es la respuesta.

No es sólo lo que debemos de hacer al relacionarnos con una persona con Tourette, si no con cualquier ser humano independientemente de una condición, discapacidad, forma de pensar, orientación sexual, etc.

Todos queremos que nos acepten y quieran como somos. Y así como muchas veces nos es difícil amarnos a nosotros mismos, para una persona con Tourette puede llegar a ser muy frustrante y es fácil que se sientan mal consigo mismos en alguna situación. Por ello, no trates de cambiar a una persona con Tourette; tampoco señales sus respuesta involuntarias con frecuencia, sé muy consciente y cuidadoso al hablar del tema, no está mal hacer preguntas, siempre y cuando sean desde la aceptación y con el objetivo de informarte para actuar con mayor empatía.


  1. Bromerar del tema no lo normaliza.

No todas las personas se toman las bromas de la misma forma. El síndrome de Tourette es un tema que se merece tratar con mucho respeto. Cuida el acercamiento que tengas y dirígete con mucho respeto ante el tema siempre. Todo dependerá de la relación que tengas con la persona. Evita comentarios que puedan malinterpretarse a una burla y terminan siendo hirientes. No pongas a una persona en una situación en la que se vea vulnerable o atacado. Por mucho que el humor sea un recurso para aligerar alguna situación al hablar de un síndrome hay que ser muy cuidadosos y respetuosos; siempre ten en cuenta con quién, en qué situación y desde dónde vas a decir las cosas, teniendo claro el objetivo de tus palabras.



Estos son sólo algunos consejos para tratar con empatía y respeto a cualquier persona con el síndrome de Gilles de Tourette. Existen muchas más cosas que podemos considerar y más formas de informarnos, no sólo para relacionarnos de formas más conscientes, si no también para buscar formas de involucrarnos.

Espero que con este artículo te haya despertado más interés por informarnos de distintos síndromes, discapacidades y sus formas de ser personas con actitudes, comentarios y formas de pensar más acertadas desde la empatía.

Por último te quiero dejar con una reflexión y es que ninguna persona es su condición, ya sea una enfermedad, un síndrome o una discapacidad; nada de eso te define, no marca la persona que eres. Porque todos, absolutamente todos los seres humanos somos mucho más y nos merecemos abrazar todo lo que es parte de nosotros pero que al mismo tiempo no nos define ni nos limita a gozar y disfrutar de quienes somos.


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