sábado, 23 de agosto de 2025

Accesibilidad: más que rampas, un derecho que cambia vidas

 

Imagen 1: “Ilustración que simboliza distintas formas de accesibilidad en la vida diaria —más que rampas— mostrando cómo entornos, tecnologías y apoyos mejoran la participación plena de las personas con discapacidad.”


Cuando escuchamos la palabra accesibilidad, lo primero que nos viene a la mente son rampas o elevadores. Y sí, son importantes, pero la accesibilidad va mucho más allá. La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD) dedica un artículo completo (el artículo 9) a este tema, porque sin accesibilidad no hay inclusión real.

La accesibilidad significa poder llegar, usar y disfrutar de los espacios, productos, información y servicios en igualdad de condiciones que cualquier otra persona. No se trata de “hacer favores” sino de romper barreras.

Piénsalo así:

  • En la ciudad: calles sin baches, transporte público con espacio para sillas de ruedas o autobuses que anuncian la próxima parada.

  • En la comunicación: subtítulos en los noticieros, intérpretes de lengua de señas en eventos oficiales, páginas web fáciles de navegar.

  • En lo cotidiano: menús en braille en los restaurantes, aplicaciones accesibles para pedir comida o pedir un taxi.

Cuando todo esto falta, la consecuencia es el aislamiento. Pero cuando existe, cambia por completo la vida: se abre la puerta a estudiar, trabajar, viajar, socializar y participar plenamente en la comunidad.

La CDPD recuerda a los gobiernos que la accesibilidad es obligatoria, no opcional. Y también nos invita a toda la sociedad a pensar diferente: accesibilidad no es un gasto extra, es inversión en igualdad.

En resumen: accesibilidad es libertad. Y cada paso hacia ella nos acerca a un mundo más justo.

Referencias

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