Imagen 1. Silueta de un niño formada por piezas de rompecabezas multicolor, símbolo del autismo, sobre un fondo azul.
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición del desarrollo neurológico que afecta la forma en que una persona se comunica, interactúa socialmente y responde a estímulos del entorno. Si bien los síntomas pueden detectarse desde la infancia, muchas veces el diagnóstico llega tarde, lo que retrasa el acceso a apoyos adecuados.
¿Qué es el autismo?
El autismo no es una enfermedad, sino un espectro de condiciones caracterizado por dificultades en la comunicación social, patrones repetitivos de conducta, intereses restringidos y, en algunos casos, hipersensibilidad o insensibilidad a estímulos sensoriales. Cada persona en el espectro tiene una combinación única de fortalezas y desafíos (Celis Alcalá & Ochoa Madrigal, 2022).
Según la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente 1 de cada 100 niños presenta algún grado de autismo (OMS, 2023). Sin embargo, el diagnóstico suele retrasarse debido a la falta de información, estigmas sociales y carencias en la capacitación del personal médico.
Señales de alerta en los primeros años de vida
Detectar signos de autismo a edad temprana puede marcar la diferencia. Algunas señales incluyen:
Llanto, rabietas o tristeza sin razón aparente
Poco contacto visual
No responde cuando se le llama por su nombre
Conductas repetitivas (como aleteo o girar objetos)
Hipersensibilidad o indiferencia al dolor
Apegos inusuales a objetos
Falta de lenguaje o alteraciones en el mismo
Dificultad para relacionarse o jugar con otros niños
(Autismo Puebla, 2023)
Diagnóstico y atención
El diagnóstico se realiza principalmente mediante la observación de conductas, siguiendo los criterios del DSM-5. Este manual establece que deben existir déficits persistentes en la comunicación social y comportamientos repetitivos que generen un impacto significativo en la vida diaria (Celis Alcalá & Ochoa Madrigal, 2022). No existen estudios médicos definitivos para diagnosticar TEA, lo que vuelve esencial una evaluación clínica cuidadosa y multidisciplinaria.
Causas y factores de riesgo
Aunque no hay una única causa del autismo, se sabe que hay múltiples factores involucrados: genéticos, ambientales, inmunológicos e incluso perinatales. Estudios recientes también han descartado de manera categórica que las vacunas estén relacionadas con el desarrollo del autismo, desmintiendo uno de los mitos más persistentes (Celis Alcalá & Ochoa Madrigal, 2022).
Hacia una atención integral e inclusiva
Imagen 2. Niño en aula se cubre los oídos con expresión de molestia, posible respuesta a una sobrecarga sensorial.
El autismo no termina en el diagnóstico. Las personas con TEA requieren una atención centrada en sus necesidades específicas, con acceso a intervenciones psicosociales, terapias del lenguaje, ocupacionales y, en algunos casos, apoyo farmacológico para condiciones asociadas como ansiedad o TDAH.
Además, es urgente promover entornos inclusivos: desde escuelas accesibles hasta empleos dignos y políticas públicas que respeten sus derechos humanos.
Como sociedad, debemos movernos del enfoque médico que busca "corregir" a las personas con autismo hacia una mirada que celebre la neurodiversidad, entendiendo que hay muchas formas válidas de experimentar el mundo.
Referencias
Celis Alcalá, G., & Ochoa Madrigal, M. G. (2022). Trastorno del espectro autista (TEA). Revista de la Facultad de Medicina de la UNAM, 65(1), 7-20. https://doi.org/10.22201/fm.24484865e.2022.65.1.02
Organización Mundial de la Salud (OMS). (2023). Trastornos del espectro autista. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/autism-spectrum-disorders
Autismo Puebla. (2023). ¿Qué es el autismo? https://www.autismopuebla.org/que-es-el-autismo/
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