Cubrebocas, ¿la nueva forma de contaminar el planeta?
Desde
el inicio de la pandemia y debido al miedo de poder contraer COVID-19, la
sociedad corrió en busca de cubrebocas de distintas marcas, texturas y
materiales para poder protegerse del virus.
Sin embargo, el consumo de esta medida de protección genera una lamentable contaminación por su uso irresponsable, y es que al entrar con fluidos como la saliva o la mucosa nasal, los cubrebocas desechables no pueden reciclarse, convirtiéndose en residuos sanitarios.
Pero,
¿a dónde terminan estos cubrebocas desechables? Si somos personas responsables
y cuidamos nuestro medio ambiente, estos llegarán a los rellenos sanitarios
pertinentes de tu comunidad. Si por otro lado, no los depositas en los lugares
indicados, podrían llegar a barrancas, ríos, drenajes, océanos, etc.
El
1% de las mascarillas que no llegan a los lugares indicados son equivalentes a
más de 10 millones de cubrebocas, afectando directamente al medio ambiente
(VWF).
Según,
un inventario de residuos sólidos realizado por la Secretaría del Medio
Ambiente de la Ciudad de México, los tapabocas desechables suman a las más de
13 mil toneladas de residuos que se generan diariamente en la ciudad,
permaneciendo en el ambiente por muchos años, puesto que sus fibras sintéticas
hacen que sea más difícil su degradación.
¿Cómo
desechar tu cubrebocas de forma correcta?
La
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), recomienda que para contrarrestar
este tipo de contaminación es de gran ayuda que una vez usado el cubrebocas
debes tomarlo de los cintillos y retirarlo evitando tocar tu rostro, con ayuda
de una tijeras deberás cortarlo en pedazos y depositarlo inmediatamente en una
bolsa cerrada marcándolo como desecho sanitario. Recuerda lavar tus manos antes
y después con suficiente jabón y agua.
Realizar
este tipo de separación podrá ser útil para que no se mezcle con los demás
desechos evitando que termine contaminando y haya un daño a los hábitats
naturales.
Especialistas
de Greenpeace, argumentan que aunque se busque la manera de gestionar los
residuos, se debería apostar por evitar cubrebocas desechables e incrementar el
uso de materiales lavables.
Es
recomendable utilizar cubrebocas de tela con el objetivo de que puedas
reutilizarlos. Es importante recordar que el virus se desactiva al contacto con
el jabón por lo que lavarlo es la mejor opción.
Una
mascarilla que puede tardar alrededor de 400 años en desintegrarse y llega a
los océanos, ríos, etc., no solo amenaza a las especies que viven en estos
mantos acuíferos sino que también afecta a la vida humana. Cuidar el medio
ambiente es sinónimo de cuidar nuestra salud.
Alondra Posada M.
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