sábado, 22 de noviembre de 2025

La discapacidad y su impacto en nuestra vida

Hoy en día hablar de crisis emocionales no es un lujo, sino una necesidad urgente. Tras la pandemia, los niveles de ansiedad y depresión aumentaron un 25% según la OMS, afectando profundamente la forma en la que las personas enfrentan situaciones críticas. Cuando estas crisis se presentan en personas con discapacidad adquirida, el impacto se multiplica: su realidad, su cuerpo y su entorno cambian de un día para otro, generando una necesidad de adaptación emocional, social y psicológica que no siempre se acompaña adecuadamente.

Este blog busca concientizar, sensibilizar y ofrecer una mirada humana sobre la intervención en crisis emocional en quienes han adquirido una discapacidad recientemente. No solo se trata de técnicas: se trata de personas, de historias y de dignidad.

Discapacidad congénita y adquirida: comprender la diferencia

Así como existen muchos tipos de discapacidad, también existen dos formas de que estas se manifiesten, y conocerlas es clave para promover empatía social.

Discapacidad Congénita es aquella con la que se nace.Puede desarrollarse antes del nacimiento, durante el embarazo o dentro de los primeros tres años de vida.

Discapacidad Adquirida ocurre cuando una persona, a lo largo de su vida, adquiere una condición que cambia su funcionamiento físico, sensorial, intelectual o psicosocial. Las causas más comunes son accidentes, enfermedades, factores de la edad o condiciones médicas repentinas.

La Federación de Asociaciones de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (FAMMA) lo resume con claridad: “Nadie está exento de padecer una discapacidad a lo largo de su vida.”




imagen 1: se muestra una persona con discapacidad física con alguien a su lado


Tipos de discapacidad adquirida


Dentro de la discapacidad adquirida podemos encontrar varias formas. La discapacidad auditiva, por ejemplo, aparece con mayor frecuencia entre los 65 y 80 años, aunque también puede surgir por accidentes, infecciones o traumatismos sonoros. La discapacidad visual tiene causas como la miopía severa, el desprendimiento de retina, el glaucoma y, en particular, complicaciones derivadas de la diabetes. La discapacidad física puede ser el resultado de un accidente, una lesión o una enfermedad degenerativa, y hoy en día es una de las más prevalentes. La discapacidad psicosocial incluye condiciones como ansiedad, depresión o trastornos derivados del trauma, muchas de las cuales se manifiestan en la adolescencia o juventud. También existe la discapacidad derivada de enfermedades raras, cuyo diagnóstico suele ser complejo pero cuya existencia no debe invisibilizarse. La realidad es que todos estamos expuestos a adquirir una discapacidad en algún momento de nuestra vida, lo que hace indispensable fomentar la prevención y el autocuidado: asistir a chequeos médicos, mantener una alimentación saludable, realizar actividad física y, en caso de embarazo, seguir cuidadosamente las indicaciones médicas. Cuidar la salud física y mental es, en esencia, un acto de amor propio.


Etapas emocionales tras adquirir una discapacidad


Cuando una persona adquiere una discapacidad, atraviesa diferentes etapas emocionales: la incertidumbre, el shock, la negación, la pena y, eventualmente, la aceptación. Ninguna persona vive este proceso de la misma manera; cada historia es única y merece ser acompañada sin juicio y sin presión. Entender estas etapas permite actuar con sensibilidad al momento de intervenir en una crisis emocional.

Una crisis emocional ocurre cuando la persona pierde temporalmente la capacidad de responder adecuadamente a su entorno. En personas con discapacidad adquirida, esta crisis suele estar vinculada a cambios bruscos en la rutina, pérdida de independencia, dolor físico, barreras sociales y estigmas. Identificar una crisis implica reconocer sus señales: la ansiedad, donde se observan conductas como demanda insistente de atención, agitación o tensión física; la actitud defensiva, caracterizada por elevación del tono de voz, gritos o amenazas; el ataque, donde se pueden presentar conductas agresivas hacia sí mismo o hacia otros; y finalmente, la fase de descenso de tensión.


Intervención de crisis


La intervención en crisis se desarrolla en tres fases fundamentales. La primera es la identificación de la crisis, observando la conducta con atención y detectando los signos que indican el nivel de descontrol emocional. La segunda es la intervención directa, donde se prioriza la seguridad física y emocional utilizando técnicas no intrusivas como la respiración guiada, la relajación muscular y la escucha activa. La tercera fase es la desactivación, que implica apoyar a la persona para recuperar la calma, así como implementar estrategias para prevenir futuras crisis, modificar el entorno y fortalecer habilidades de afrontamiento.




Imagen 2: se muestra una persona preocupada y triste y alguien dándole la mano


La familia también vive su propia crisis. Cuando se comunica una discapacidad adquirida, los familiares enfrentan incertidumbre, miedo y una profunda necesidad de reorganizar sus vidas. Esto requiere ajustes emocionales, físicos y sociales. En estos momentos el acompañamiento de un equipo multidisciplinario resulta indispensable: psicoterapeutas, especialistas en rehabilitación, trabajadores sociales y otros profesionales. La familia necesita herramientas para adaptarse y brindar apoyo sostenible sin caer en el agotamiento emocional. En cada etapa del proceso, las familias atraviesan estresores particulares y desarrollan estrategias de afrontamiento que, si se orientan adecuadamente, fortalecen el bienestar colectivo.

La atención psicológica desempeña un papel central en todo este proceso. A través de la terapia, la persona con discapacidad aprende a expresar sus emociones, a comprender los cambios que está viviendo y a desarrollar recursos emocionales que le permitan adaptarse mejor. El acompañamiento terapéutico no solo beneficia a la persona, sino también a su entorno familiar, que adquiere herramientas para apoyar, comunicar y convivir de manera más saludable. La salud mental debe entenderse como una parte fundamental del proceso de rehabilitación, al mismo nivel que cualquier tratamiento médico.


Concientizar para transformar


La discapacidad adquirida nos recuerda que la vida puede cambiar en un instante, pero también nos enseña que la dignidad permanece intacta. La inclusión y la empatía no son favores: son derechos humanos básicos. Comprender, acompañar y humanizar estas experiencias nos permite construir una sociedad menos indiferente y más consciente, donde la discapacidad no sea vista como una tragedia, sino como una condición que requiere apoyo, respeto y adaptación. Transformar nuestra mirada es el primer paso para transformar nuestro entorno.


Referencias: 

https://www.juntos.org.mx/2022/01/discapacidad-adquirida/ 

https://psicoimagina.com/el-mundo-emocional-de-la-discapacidad/ 

https://imedis.edomex.gob.mx/intervencion-crisis-emocional-persona-discapacidad-adquirida 


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