jueves, 28 de agosto de 2025

“Cómo la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad impulsa la educación”



La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD)

reconoce que la educación no debe ser un privilegio, sino un derecho

universal que también debe garantizarse a las personas con discapacidad.

El artículo 24 señala que los Estados tienen la obligación de construir un

sistema educativo inclusivo, accesible y sin discriminación, en todos los niveles y

durante toda la vida. 


Imagen 1: se muestra a una maestra y a un grupo de cinco estudiantes sentados a su

alrededor de dos mesas en un salón de clases.

 La niña del lado derecho está sentada en una silla de ruedas y está concentrada en

su trabajo escolar mientras la maestra la ayuda.

La imagen muestra un ambiente de apoyo

y ayuda en el aula.


Puntos clave del artículo 24:

  1. Educación en igualdad de condiciones 

  • Ningún niño o niña con alguna discapacidad debe ser excluido de la

primaria o secundaria 

  • Deben estudiar en las mismas escuelas, en su comunidad, no en

instituciones agregadas

  1. Ajustes razonables

  • Las escuelas deben adaptar métodos, materiales y entornos según las necesidades

(por ejemplo: libros en braile, intérpretes de lengua de señas, rampas).
  • Ofrecer apoyos personalizados: tutores, acompañantes, tecnología de asistencia

  1. Aprendizaje accesible 

  • Braile y orientación para personas con ceguera. 

  • Lengua de señas y reconocimiento de la identidad cultural de las personas sordas. 

  • métodos adecuados 

  1. Desarrollo integral 

  • La educación no es solo aprender matemáticas o historia,

  • sino también reforzar la dignidad la autoestima, la creatividad

y las habilidades para la vida independiente. 

  1. Formación de docentes

  • Los países deben capacitar maestros en inclusión

  • También fomentar que personas con discapacidad sean docentes.

  1. Educación superior y aprendizaje a lo largo de la vida

  • El derecho no termina en la secundaria: las universidades,

escuelas técnicas y programas de adultos también deben

ser accesibles.

Educación inclusiva: un reto pendiente en América Latina

Si bien la educación es reconocida como un derecho humano universal, en la práctica

muchos niños y jóvenes con discapacidad aún enfrentan barreras para acceder, permanecer

y aprender en la escuela. En América Latina estas dificultades se suman a la

desigualdad social y económica, lo que genera altas tasas de abandono escolar.


Imagen 2: Se muestra una maestra y una alumna en pleno aprendizaje,

en un momento de instrucción individualizada y

apoyo en un ambiente de tecnología

adecuada y educación.

De la igualdad a la inclusión

  • Igualdad: dar a todos lo mismo.

  • Equidad: reconocer diferencias y ofrecer apoyos diferenciados.

  • Inclusión: asegurar que todos participen en la misma escuela y comunidad.

El paso de la igualdad a la inclusión es justamente lo que promueve la

CDPD. No basta con abrir las puertas de la escuela, es necesario transformarla

para que nadie quede fuera.

El papel de los docentes

Los docentes son clave en este proceso, ya que requieren competencias para:

  • Flexibilizar el currículo.

  • Usar metodologías variadas (arte, juego, TIC).

  • Colaborar con familias y comunidades.
    Entender la educación no sólo como enseñanza, sino

como formación integral para la vida y la ciudadanía.


Reflexión

La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad nos recuerda

que la educación es un derecho humano universal que no admite excepciones.

El artículo 24 plantea un cambio de paradigma: pasar de ver la educación como

un privilegio para unos cuantos, a garantizar un sistema inclusivo, accesible y sin

discriminación para todos. Esto significa que la verdadera inclusión no se logra

solo con permitir el acceso a las aulas, sino con transformar la escuela para

que cada estudiante pueda aprender y desarrollarse plenamente. 


La educación inclusiva exige equidad y apoyos diferenciados, pero también un

compromiso profundo de la sociedad, y especialmente, de los docentes.

Ellos son agentes clave para flexibilizar el ambiente, reconocer las diferencias

y generar entornos de aprendizaje ricos y diversos, donde la dignidad,

la creatividad y la autonomía de cada persona sean fortalecidas.


En América Latina hay que reconocer que aún queda un largo camino por recorrer:

la desigualdad social, la falta de recursos y las barreras culturales mantienen

fuera de las aulas a muchos niños, niñas y jóvenes con discapacidad. Sin embargo,

avanzar hacia una educación inclusiva no solo beneficia a estas personas,

sino que enriquece a toda la comunidad, pues nos permite construir sociedades más

justas, empáticas y cohesionadas. 


En conclusión, el reto es claro, pues debemos pasar de la igualdad formal

a la inclusión real, asegurando que nadie quede fuera del derecho a aprender

y a vivir con plenitud.

La CDPD es una guía, pero la verdadera transformación depende del compromiso diario

de los Estados, las instituciones educativas, los docentes, las familias y de cada uno de

nosotros como ciudadanos. 


Referencias:


Naciones Unidas. (2006). Convención sobre los Derechos de las Personas

con Discapacidad. Recuperado de


Calvo, G. (2013). La formación de docentes para la inclusión educativa.


UNICEF. (s. f.). Hacia la educación inclusiva en América Latina y el Caribe.

Recuperado de

https://www.unicef.org/lac/hacia-la-educaci%C3%B3n-inclusiva-en-am%C3%A9rica-latina-y-el-caribe


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