Hace
unos días navegando en internet vi un video sobre Tony Meléndez, un señor que
nació sin brazos por un medicamento administrado a su mamá durante el embarazo.
Lo que sorprende es, que a pesar de su discapacidad, siendo justificable su
amargura o coraje ante la vida, es lo contrario, tocando la guitarra con los
pies, dando pláticas, etc…
Cuantas
veces nos hemos quejado del físico (la
llantita, las piernas, los ojos, el color del cabello o la piel, el tono de voz,
etc…) sin valorar realmente la función
que cumplen, debiendo muchas veces ocurrir algo extraordinario para valorar lo
que tenemos y lo que podemos hacer.
No
hay que quejarse de lo que no se tiene, sino valorar lo que se tiene. Es muy
fácil quejarse, pero que tan fácil es reconocer lo que si podemos hacer?
Hace
unos días navegando en internet vi un video sobre Tony Meléndez, un señor que
nació sin brazos por un medicamento administrado a su mamá durante el embarazo.
Lo que sorprende es, que a pesar de su discapacidad, siendo justificable su
amargura o coraje ante la vida, es lo contrario, tocando la guitarra con los
pies, dando pláticas, etc…
Cuantas
veces nos hemos quejado del físico (la
llantita, las piernas, los ojos, el color del cabello o la piel, el tono de voz,
etc…) sin valorar realmente la función
que cumplen, debiendo muchas veces ocurrir algo extraordinario para valorar lo
que tenemos y lo que podemos hacer.
No
hay que quejarse de lo que no se tiene, sino valorar lo que se tiene. Es muy
fácil quejarse, pero que tan fácil es reconocer lo que si podemos hacer?